Una reciente investigación cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Current Biology detalla la mejor estrategia para calmar a un bebé que llora y conseguir que duerma en su cuna, con una técnica simple pero efectiva.
Dirigido por la Dra. Kumi Kuroda en el Centro RIKEN para la Ciencia del Cerebro (Japón), el estudio publicado en Current Biology detalla cómo los bebés que lloran se ven afectados fisiológicamente al ser sostenidos, “paseados” y acostados.
Los investigadores compararon las respuestas de 21 bebés mientras se encontraban en cuatro situaciones:
- Estaban sostenidos por sus madres mientras estas caminaban.
- Estaban sostenidos por sus madres mientras estas permanecían sentadas.
- Estaban acostados en una cuna inmóvil.
- Estaban acostados en una cuna mecedora.
El equipo de la Dra. Kuroda utilizó una máquina de electrocardiograma y cámaras de vídeo para comparar los cambios en el ritmo cardíaco y el comportamiento mientras sus madres intentaban calmar llanto de los bebés mediante actividades cotidianas como pasearlos en cochecito o sostenerlos en brazos mientras permanecían sentadas, en pie o caminando.
Se registraron los datos de los bebés que lloraban o estaban despiertos y tranquilos o dormían con el objetivo de evaluar su comportamiento (dormido, alerta o llorando) y se puntuaba en consecuencia, para seguir los cambios con una precisión de sub-segundos, tanto en comportamiento como en fisiología.
Cuando las madres caminaban mientras abrazaban a sus bebés, todos los que lloraban se calmaban, disminuía en pocos segundos su ritmo cardíaco, dejaban de llorar y casi la mitad de ellos se quedaban dormidos”
El equipo descubrió que cuando las madres caminaban mientras los abrazaban, todos los bebés que lloraban se calmaban, su ritmo cardíaco disminuía en 30 segundos, dejaban de llorar y casi la mitad de ellos se quedaban dormidos pero, cuando las madres los dejaban en la cuna, uno de cada tres bebés se despertaba en menos de 20 segundos.
Todos los bebés producían respuestas fisiológicas, incluidos cambios en la frecuencia cardíaca, que podían despertarlos en el momento en que sus cuerpos se separaban de sus madres, pero si los bebés dormían durante un período de tiempo más largo en brazos de sus madres, era menos probable que se despertaran cuando los acostaban en su cuna.
La medición de los latidos del corazón permitió descubrir que lo que más perturbaba a los bebés era separarse de sus madres”
La medición de los latidos del corazón permitió a los investigadores diseccionar el efecto de cada microactividad mientras se manipulaba a los bebés y descubrieron que los bebés eran extremadamente sensibles a todos los movimientos de sus madres.
Las pulsaciones aumentaban cuando las madres, por ejemplo, dejaban de caminar, pero lo que más perturbaba a los bebés dormidos era separarse de sus madres.
Los científicos también comprobaron que, una vez dormidos, si la madre esperaba un poco (entre 8 y 10 minutos) antes de poner a su bebé en la cuna, era menos probable que se despertase.
El equipo dirigido por la Dra. Kumi Kuroda ha podido concluir que lo más recomendable para calmar a un bebé que llora y conseguir que duerma en la cuna es que los cuidadores o cuidadoras abracen a los bebés, caminen con ellos durante cinco minutos y, una vez dormidos, pero antes de acostarlos en su cuna, se sienten con el bebé en brazos durante otros cinco a ocho minutos hasta que se haga más profundo su sueño.