Muchas mujeres sienten molestias o dolor en los senos en algunos momentos o etapas de su vida. Las causas son múltiples: desde cambios hormonales durante el ciclo menstrual, infecciones, quistes o tumores hasta contracturas musculares o el uso de algunos medicamentos.
Las molestias y el dolor de mamas es motivo frecuente de preocupación, incomodidad y consulta ginecológica.
Estas molestias y dolores pueden estar relacionados con los cambios en los niveles de las hormonas vinculados con la menstruación, la pubertad, el embarazo o la menopausia.
En estas circunstancias, cuando el nivel de las hormonas aumenta, las mamas se agrandan y pueden doler, provocar tirantez y mayor sensibilidad al tacto.
En algunas ocasiones, el dolor o las molestias pueden tener su origen en otra parte del cuerpo (en el tórax, en la columna vertebral, etc.), pero se sienten en los pechos.
En cualquier caso, sea un dolor leve o intenso, ocasional, cíclico, frecuente o constante es aconsejable solicitar cita con el ginecólogo para que realice la exploración oportuna o las pruebas que permitan determinar tanto las causas del dolor como el tratamiento, si este fuera necesario.
La auto-exploración mamaria
Tengas o no tengas molestias, la autoexploración mamaria debería convertirse en un hábito, porque te permitirá conocer cómo son normalmente tus pechos y, si se produce algún cambio, por intrascendente que te parezca, podrás detectarlo enseguida y acudir a tu ginecólogo para realizar las pruebas pertinentes, descartar complicaciones o proceder con el tratamiento adecuado.
Atención a los síntomas
Solicita visita con tu ginecólogo si percibes alguno de los siguientes síntomas:
- Dolor en cualquier parte de la mama.
- Hinchazón, endurecimiento o cambio en la forma de la mama.
- Aparición de “piel de naranja” (engrosamiento de la piel de la mama).
- Secreciones espontáneas en el pezón.
- Retracción de un pezón.
- Bulto en la mama o en la axila.
Exploración de mamas y axilas
En la visita médica, antes de proceder a la exploración física de las mamas, tu ginecólogo te consultará sobre hábitos y estilo de vida (si haces deporte, si tomas café, fumas o sobre si consumes alimentos que puedan impactar en la menstruación) y sobre cómo percibes las molestias o dolores:
- ¿Los dolores o molestias afectan a los dos pechos o solo a uno?
- ¿Son intensos o leves?
- ¿En que parte del pecho se localiza el dolor?
- ¿Son ocasionales o cíclicos?
- ¿Duran unos días al mes, una semana o más tiempo?
- ¿Se producen antes del período menstrual y/o durante la menstruación?
- ¿Los dolores no parecen relacionados con la menstruación?
- ¿Los dolores afectan a tu vida cotidiana?
A continuación, la exploración mamaria que llevará a cabo tu ginecólogo no te causará dolor ni molestias.
Para descartar cualquier patología, tu ginecólogo comprobará si hay alguna alteración en la piel, la posible presencia de abultamientos en mamas o axilas, o secreción en los pezones.
Si lo considera necesario, tras la exploración mamaria tu ginecólogo puede solicitar pruebas complementarias como, por ejemplo, una mamografía.
Qué es una Mamografía
Las mamografías son imágenes de los senos tomadas con rayos x en dosis muy bajas.
Es una prueba diagnóstica segura y rápida (20 minutos) que permite detectar tumores, entre otras patologías, antes de que hayan invadido tejido mamario, órganos a distancia o ganglios linfáticos.
Gracias a la mamografía se puede identificar el cáncer de mama en su etapa más inicial, y asegurar así un diagnóstico precoz que permita iniciar el tratamiento más adecuado y eficaz.
Revisión ginecológica anual
Es muy importante que acudas periódicamente a tu ginecólogo y que realices anualmente tu revisión ginecológica.
En el control ginecológico anual se revisa el aparato genital y las mamas con especial atención a la detección del cáncer ginecológico, de útero y de ovario, el cáncer de mama y las infecciones de transmisión sexual, como por ejemplo el Virus del Papiloma Humano, y otras patologías como endometriosis, ovarios poliquísticos o pólipos en el útero.
En las revisiones es posible descartar un problema grave de salud o alcanzar un diagnóstico precoz que facilite un tratamiento efectivo.