Gracias a la fuerte presión ejercida por asociaciones de mujeres con endometriosis y por profesionales de la medicina y especialistas en esta enfermedad crónica, estamos consiguiendo frenar la discriminación que supone que cualquier mujer con endometriosis sea vetada en su deseo de ser funcionaria del Cuerpo Nacional de Policía.
La endometriosis figura en el cuadro médico de exclusiones para el ingreso en la Policía Nacional desde que se aprobó el Real Decreto 326/2021, de 11 de mayo. El ministerio del Interior vetó de este modo por primera vez la posibilidad de acceso a toda mujer afectada de endometriosis.
Ahora, gracias al clamor de mujeres afectadas, asociaciones y expertos que hemos exigido al gobierno una rectificación inmediata, la comisión de Interior del Congreso ha aprobado por una amplia mayoría una proposición no de ley con la que se solicita al Gobierno que matice el decreto que regula el cuadro médico de exclusiones en el acceso a la Policía Nacional.
Nuestro objetivo es que la endometriosis deje de estar en el listado de exclusiones, a excepción de los casos en los que la enfermedad haya sido declarada como incapacitante.
La exclusión sin matices de una mujer con endometriosis sería una muestra más de desconocimiento, sexismo y discriminación»
Que una mujer con endometriosis esté vetada para formar parte del Cuerpo Nacional de Policía o de cualquier otro colectivo profesional es tan deplorable como carente de todo fundamento. No existe ninguna razón para esta política discriminatoria que se está llevando a cabo con mujeres con una enfermedad que, si se trata bien, no les impide hacer absolutamente nada.
La endometriosis es una enfermedad crónica que afecta a mujeres desde que les viene el periodo hasta que dejan de tenerlo (desde los 10-15 años hasta los 35-50), aunque un pequeño porcentaje de casos mantienen los síntomas durante la menopausia. Se calcula que la endometriosis afecta aproximadamente al 10% de la población femenina mundial en edad fértil. En España, dos millones de mujeres podrían estar afectadas, y una cuarta parte de estas, es decir, medio millón, sufre la forma más grave de la enfermedad.
La exclusión sin matices de una mujer con endometriosis sería una muestra más de desconocimiento, sexismo y discriminación