Hay momentos en la vida de toda mujer, ya sea debido a cambios hormonales como los que se producen durante la menopausia o el embarazo, en los cuales, los mecanismos de sostén del suelo pélvico, pueden sufrir alteraciones en mayor o menor medida, provocando un descenso de los órganos pélvicos y en consecuencia, incontinencia urinaria, fecal o molestias a nivel pélvico.
¿Qué es el suelo pélvico?
El suelo pélvico está formado por una serie de estructuras anatómicas: huesos, nervios, tejido conectivo, músculos, que sostiene a los órganos pélvicos (vejiga, matriz, recto).
Cuando se debilita dicha estructura, se puede producir el descenso de alguno de estos órganos, a este descenso se le ha denominado como prolapso del suelo pélvico.
¿Qué tipos de prolapso hay?
Compartimento anterior: Vejiga (cistocele), uretra (uretrocele).
Compartimento medio: prolapso de matriz.
Compartimento posterior: recto (rectocele).
Causas
Factores personales, parto vaginal, estreñimiento, prácticas deportivas que requieran llevar a cabo presión abdominal, obesidad, tabaquismo, radioterapia pélvica y cirugías radicales para tratamiento del cáncer ginecológico.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas más habituales son:
- Sensación de peso
- Molestias durante las relaciones
- Dolor lumbar
- Micción frecuente, dificultad de micción.
- Incontinencia urinaria
- Estreñimiento
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se establece al valorar los síntomas y el grado de afectación de la mujer y su calidad de vida y mediante la exploración ginecológica para establecer, tipo y grado de prolapso.
Tratamiento del prolapso del suelo pélvico
Se considera que el 70% de los prolapsos pélvicos son leves y pueden tratarse mediante remedios conservadores como es el caso de la fisioterapia. En las casos graves del prolapso del útero y de la vagina, el tratamiento es la cirugía. El objetivo de los distintos tipos de intervención quirúrgica es conseguir que la vagina y el útero vuelvan a su posición original en la pelvis.
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Dra. Dolores Ojeda
