El bajo peso al nacer es una una de las causas más importantes de mortalidad perinatal en el mundo y se asocia con un peor neurodesarrollo en la infancia y con más problemas de salud metabólica y cardiovascular durante la edad adulta.
Un estudio publicado en la revista JAMA, liderado por investigadores de Hospital Clínic-IDIBAPS, Hospital Sant Joan de Déu Barcelona y Universidad de Barcelona ha demostrado que el crecimiento fetal puede mejorarse aplicando cambios en el estilo de vida de la embarazada, reduciendo el nivel de estrés e interviniendo en la dieta.
El equipo de investigación liderado por el Dr. Eduard Gratacós han estudiado durante años las posibles causas y consecuencias del bajo peso en el nacimiento, y han constatado que las madres de los recién nacidos que nacen con bajo peso (inferior al percentil 10) a menudo tienen una dieta subóptima y altos niveles de estrés.
Reducir el estrés durante el embarazo mediante dieta mediterránea o mindfulness disminuye la frecuencia de bajo peso al nacer y otras complicaciones de la gestación”.
En el estudio han participado más de 1.200 mujeres embarazadas que fueron repartidas al azar en tres grupos:
- El primer grupo fue atendido por un nutricionista y siguieron una dieta mediterránea.
- El segundo grupo siguió un programa de mindfulnesspara reducir el estrés.
- Y el tercero, el grupo de control, tuvo el seguimiento habitual.
El estudio ha demostrado que se reduce el porcentaje de bajo peso fetal y las complicaciones de la gestación, como la preeclampsia o la muerte perinatal, cuando se lleva a cabo de forma estructurada y guiada una dieta mediterránea o se hace mindfulness durante el embarazo.
RECOMENDACIONES ALIMENTARIAS DURANTE EL EMBARAZO
Durante el embarazo, es importante seguir una dieta variada, equilibrada y natural dividida en 4 o 5 comidas diarias.
Para disponer de las vitaminas y los minerales imprescindibles para ti y para tu bebé, conviene (siempre aconsejada por tu ginecóloga o tu nutricionista especializad) el consumo periódico de:
- Lácteos o bebidas vegetales enriquecidas con calcio.
- Frutas y verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos.
- Carne, pescado, huevo o legumbres en las comidas principales.
- Aceite de oliva, verduras y hortalizas como, por ejemplo, acelgas, espinacas, judías verdes, espárragos o escarola.
- Arroz, pasta, patata o pan (hidratos de carbono complejos de absorción lenta), y si son integrales, mucho mejor.
- Pescados de tamaño pequeño, pescados de río o pescados de piscifactoría (que son los menos contaminados por mercurio), para asegurar un correcto aporte de omega 3 y 6, además de otros nutrientes.
La alimentación y la seguridad alimentaria son importantes en cualquier etapa de la vida, pero durante el embarazo y la lactancia lo son aún más: si quieres saber qué alimentos te convienen y en qué proporción o qué productos debes eliminar de tu dieta, es imprescindible contar con el consejo médico de profesionales especializados y con experiencia.