Los resultados de un estudio reciente muestran que un número elevado de mujeres experimenta un impacto emocional negativo durante la menstruación, debido a la ansiedad o la vergüenza de no poder ocultar la menstruación a los demás.
El estudio, una tesis doctoral de Universidad de Gotemburgo (Suecia), se ha basado tanto en entrevistas en profundidad a 445 mujeres y en un análisis de anuncios comerciales, foros de discusión, etc.En su tesis doctoral, Josefin Persdotter explora las rutinas cotidianas asociadas con la menstruación, centrándose especialmente en las nociones de limpieza y «suciedad».
«He analizado cómo se percibe la menstruación, tanto simbólica como concretamente, como algo asqueroso, pero también qué impacto práctico y emocional tiene esto en la persona que menstrua».
La conclusión del estudio es que la menstruación puede ser más exigente emocionalmente y más difícil de lo que debería ser para muchas mujeres”
La menstruación viene frecuentemente con “efectos claramente estigmatizantes, y los sentimientos de disgusto a menudo los dirige la mujer hacia su propio cuerpo. Para la mayoría, el cuidado práctico de su higiene menstrual sigue siendo un secreto bien guardado», explica la autora del estudio.
Las participantes en el estudio han dicho, por ejemplo, que si van de excursión o acampan, es común que una persona lleve los desechos colectivos del grupo, pero que los productos menstruales usados son llevados por separado por la persona que menstrua.
Otras participantes expresan que son muchas las personas a su alrededor, especialmente hombres jóvenes, que encuentran completamente inaceptable la presencia de compresas usadas.
La tesis muestra que, en opinión de la autora, “muchas mujeres mantienen rutinas innecesariamente complicadas cuando se trata de la higiene menstrual. Varias de las participantes del estudio han manifestado que se sentían físicamente sucias cuando menstruaban, y han descrito preocupaciones de que puedan oler mal, a pesar de cambiar su producto sanitario y ducharse con frecuencia”.
El hecho de que el sangrado se combine con la ansiedad social significa que la mujer que está menstruando lleva una doble carga personal”
Una de las conclusiones más sorprendentes del estudio es que, afirma la autora, muchas mujeres en nuestra parte del mundo “están consternadas por el enfoque opresivo que otras culturas pueden adoptar con respecto a la menstruación. Pero, sin embargo, nuestra relación con la menstruación es a menudo sorprendentemente similar a la de las mujeres de cualquier parte del mundo”.
Extracto de Guía práctica de la salud femenina, del Dr. Francisco Carmona
Hablar de la menstruación en público o, incluso, en familia es todavía hoy un tabú.
No tenemos inconveniente en charlar con nuestros hijos e hijas de otros muchos temas, pero solemos evitar hablar de la menstruación, perpetuando el desconocimiento sobre un proceso con el que convive más del 50 por ciento de la población durante la mayor parte de su vida.
Muchas familias evitan o retrasan el momento de hablar con sus hijas sobre la regla y, a veces, dejan que sus hijas adolescentes se “informen” por su cuenta, hablando con amigas o rescatando de aquí o de allí retazos de conversaciones o comentarios descontextualizados.
¿Por qué evitamos hablar de la menstruación?
Probablemente, porque no sabemos cómo explicar el proceso o porque la regla sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad o por ambos motivos.
Sin embargo, “desnormalizar” la menstruación, apartarla de nuestras conversaciones como si no existiera o desconocer cuándo determinados síntomas requieren de la consulta de un profesional de la medicina es un peligro, porque perpetúa prejuicios y falsas ideas que pueden afectar enormemente a la salud de nuestras hijas.