¿Te has acostumbrado a vivir con dolor en la parte baja del abdomen? ¿Sientes que tu regla te paraliza o que tu digestión se altera sin razón aparente? Si estas molestias forman parte de tu día a día, pero nadie parece dar con la respuesta, puede que estés conviviendo con más de un diagnóstico.
En este artículo te hablo sobre una relación muy común: el vínculo entre el dolor pélvico crónico, la endometriosis y el colon irritable y qué podemos hacer en la clínica WOMEN’S para ayudarte a sentirte mejor.
¿Qué es el dolor pélvico crónico?
Se considera dolor pélvico crónico aquel que se localiza en la parte baja del abdomen y se mantiene durante al menos seis meses.
Puede ser continuo o ir y venir, y muchas veces no tiene una causa evidente. Es una de las razones más frecuentes de consulta en ginecología, y también una de las más difíciles de diagnosticar, ya que puede deberse a múltiples factores que se solapan.
Diferencias entre dolor pélvico agudo y crónico
El dolor agudo aparece de forma repentina, con una causa concreta y generalmente fácil de identificar, como una infección u otras causas.
El crónico, en cambio, se prolonga en el tiempo y no siempre responde a una única causa. Puede ser cambiante, afectar diferentes aspectos de tu vida —desde el descanso hasta el estado de ánimo— y provocar una sensación de desgaste o frustración al no encontrar respuestas claras.
Principales causas ginecológicas, digestivas y musculares
El origen del dolor pélvico puede encontrarse en distintos sistemas del cuerpo:
- Ginecológicas: endometriosis, miomas, enfermedad inflamatoria pélvica.
- Digestivas: síndrome del intestino irritable (SII), enfermedad inflamatoria intestinal.
- Musculoesqueléticas: disfunciones del suelo pélvico, contracturas musculares, adherencias postquirúrgicas.
Por eso, es tan importante que el abordaje sea integral y no quedarnos con una sola hipótesis.
Endometriosis y dolor pélvico: una relación frecuente
La endometriosis es una enfermedad inflamatoria, crónica y no cancerígena que se produce cuando el tejido que recubre el interior del útero —el endometrio— aparece en lugares donde no debería, como los ovarios, las trompas de Falopio, el intestino o la vejiga.
Esta localización anómala provoca inflamación, adherencias entre órganos y, en la mayoría de los casos, dolor persistente.
Cómo la endometriosis provoca dolor persistente
Aunque esté fuera del útero, este tejido sigue respondiendo a las hormonas del ciclo menstrual: se engrosa, sangra y se inflama como si estuviera en su lugar habitual, pero sin una vía de salida.
Esa actividad repetida genera inflamación crónica, presión sobre otras estructuras y un dolor que puede ser profundo, difícil de localizar y, a menudo, difícil de identificar en pruebas médicas.
Por eso, no es raro que tardes tiempo en obtener un diagnóstico claro, y que tu dolor no siempre sea comprendido desde el principio.
Síntomas comunes y zonas afectadas
Uno de los síntomas más frecuentes es el dolor pélvico crónico, pero la endometriosis puede manifestarse de muchas formas. Algunas de las más comunes son:
- Reglas muy dolorosas (dismenorrea).
- Dolor durante o después de las relaciones sexuales.
- Molestias al orinar o al ir al baño.
- Dolor en la ovulación.
- Dolor lumbar o en la parte baja del abdomen que no desaparece.
- Dificultad para quedarse embarazada (en algunos casos).
Si te reconoces en varios de estos síntomas, no lo dejes pasar. Es importante que consultes con un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
Colon irritable y su impacto en el dolor pélvico
El síndrome del colon irritable (SII) es un trastorno funcional del aparato digestivo. Esto significa que, aunque no provoca daños visibles ni lesiones en el intestino, su funcionamiento no es el adecuado. El intestino parece estar sano, pero no trabaja como debería. Aunque no se considera una enfermedad grave, puede llegar a ser muy molesto y alterar profundamente tu día a día: desde tu alimentación y digestión hasta tu descanso, tu energía o tu estado de ánimo.
Se caracteriza por dolor abdominal recurrente acompañado de cambios en el ritmo intestinal: diarrea, estreñimiento o una alternancia entre ambos.
Para considerarlo un trastorno crónico, los síntomas deben estar presentes durante al menos seis meses, con molestias recurrentes en los últimos tres.
Relación entre intestino irritable y molestias en la pelvis
Los órganos del aparato digestivo y del aparato reproductor comparten espacio y conexiones nerviosas. Cuando hay inflamación o sensibilidad en uno, puede sentirse también en el otro. Es como si la zona se “hipersensibilizara”, generando dolor que a veces cuesta mucho ubicar o describir.
Síntomas digestivos que se confunden con causas ginecológicas
Hinchazón abdominal, sensación de pesadez, gases, urgencia para ir al baño, diarrea o estreñimiento… Todos estos síntomas digestivos pueden confundirse fácilmente con problemas ginecológicos, sobre todo cuando se dan cerca de la menstruación.
Por eso, muchas mujeres pasan años buscando respuestas sin saber que pueden estar conviviendo con más de una condición. De hecho, no es extraño que una paciente con dolor pélvico crónico visite varias especialidades antes de encontrar una explicación completa a lo que le ocurre.
¿Cómo se relacionan la endometriosis y el colon irritable?
Como ya habrás podido observar, la endometriosis y el síndrome del intestino irritable (SII) no solo comparten espacio en el cuerpo, sino también síntomas muy similares: dolor pélvico, molestias intestinales, hinchazón, fatiga, cambios en el tránsito intestinal, entre otros. Esta similitud puede llevar a que se confundan entre sí o incluso a que una o ambas queden sin diagnosticar durante años.
De hecho, se ha observado que muchas mujeres con endometriosis presentan también síntomas compatibles con SII, y viceversa. Esta superposición no es casual: ambas condiciones están relacionadas con procesos inflamatorios crónicos, hipersensibilidad visceral, alteraciones del sistema digestivo y factores hormonales. Y ambas impactan, de forma silenciosa pero profunda, en la calidad de vida.
Coincidencia de síntomas y diagnóstico difícil
Cuando se presentan juntas, endometriosis y colon irritable pueden enmascararse mutuamente. El dolor que sientes puede cambiar de lugar, de intensidad o de momento del mes, dificultando aún más que se pueda identificar con precisión qué lo está causando.
En muchas ocasiones, las mujeres pasan años normalizando sus síntomas o sintiéndose incomprendidas, recibiendo tratamientos que solo tapan una parte del problema.
Por eso, es fundamental un diagnóstico preciso y multidisciplinar. No basta con mirar un solo órgano: hay que escuchar todo tu cuerpo.
Inflamación, estrés y factores hormonales compartidos
Tanto la endometriosis como el síndrome del colon irritable están marcados por un entorno inflamatorio, una gran sensibilidad al estrés y un papel clave de las hormonas femeninas, especialmente durante el ciclo menstrual.
En el caso del intestino irritable, también se ha comprobado que el eje intestino-cerebro (la comunicación bidireccional entre tus emociones y tu digestión) juega un papel fundamental.
Esto explica por qué muchas mujeres notan que sus síntomas empeoran en momentos de ansiedad, cansancio o cambios hormonales. Y también por qué tratar solo el cuerpo, sin tener en cuenta el entorno emocional, a veces no es suficiente.
Diagnóstico diferencial: cómo identificar la causa del dolor
Para llegar a un diagnóstico claro y personalizado, es imprescindible una escucha atenta de tus síntomas y tu historia médica. Cuando venís a consulta con dolor pélvico crónico, no basta con mirar un solo síntoma ni un solo órgano.
En WOMEN’S creemos que el primer paso —y el más importante— es escucharte. Cada cuerpo habla de forma distinta, y solo tú sabes cómo se siente el tuyo.
Pruebas médicas y entrevistas clínicas
Partimos de una entrevista clínica detallada, donde revisamos no solo tus síntomas físicos, sino también tu historial menstrual, digestivo, emocional y quirúrgico. Muchas veces, la clave para entender tu dolor está en esos pequeños detalles que otras consultas han pasado por alto.
En función de lo que vayamos descubriendo juntos, podemos solicitar diferentes pruebas médicas complementarias:
- Ecografías transvaginales o abdominales: nos ayudan a detectar anomalías en el útero, ovarios o intestino.
- Resonancia magnética: especialmente útil en casos de sospecha de endometriosis intestinal alta (en la zona del apéndice).
- Analíticas hormonales y estudios digestivos: para valorar desequilibrios hormonales o descartar intolerancias y alteraciones funcionales.
- Colonoscopia u otras pruebas funcionales digestivas: si se sospecha de síndrome del intestino irritable o se necesita descartar otras patologías intestinales.
- Valoración del suelo pélvico: la musculatura pélvica puede estar contracturada o debilitada, contribuyendo también al dolor.
El objetivo no es solo “etiquetar” lo que sientes, sino comprender por qué se produce el dolor y cómo podemos aliviarlo desde una mirada integradora y realista. Tu cuerpo merece respeto, y tu dolor, atención.
Importancia de un enfoque multidisciplinar
El dolor pélvico crónico es una condición compleja que, como hemos visto, rara vez se debe a una única causa. Por eso, es importante abordarlo desde una perspectiva multidisciplinar.
En WOMEN’S trabajamos de forma conjunta desde distintas especialidades —ginecología, digestología, fisioterapia, nutrición, psicología y psiconeuroinmología — para valorar tu situación de forma holística. Este trabajo en equipo nos permite no solo ofrecerte un tratamiento médico adecuado, sino también dotarte de herramientas para que puedas gestionar tus síntomas de forma activa, minimizar su impacto en tu día a día y mejorar tu calidad de vida.
Tratamientos para mejorar la calidad de vida
El tratamiento del dolor pélvico crónico, la endometriosis y el síndrome del intestino irritable (SII) debe ser siempre individualizado. No existe una única solución que sirva para todas, porque cada cuerpo es distinto, y cada mujer vive sus síntomas de forma diferente. El objetivo no es solo reducir el dolor o controlar los brotes, sino ayudarte a recuperar una vida más tranquila, estable y en sintonía con tu bienestar.
Opciones médicas y quirúrgicas según el diagnóstico
Endometriosis
Durante mucho tiempo se pensaba que la endometriosis era una enfermedad que solo podía tratarse con cirugía. Hoy sabemos que no es así. La mayoría de las veces, el tratamiento de base es médico, y suele empezar por opciones hormonales.
De hecho, entre el 75 % y el 80 % de las mujeres mejoran con este tipo de tratamiento. Aun así, no todas respondéis igual. Lo que funciona un año puede no hacerlo al siguiente, y lo que a ti te alivia puede no servirle a otra. Por eso, es importante ajustar el tratamiento a cada momento y a cómo te sientes tú.
Entre las opciones más utilizadas están:
- Anticonceptivos hormonales.
- Progestágenos.
- Antagonistas de la GnRH (a veces acompañados de tratamiento complementario).
- Antiinflamatorios para aliviar el dolor.
La cirugía se reserva para situaciones concretas: cuando el dolor es muy intenso y no mejora con medicación, si hay afectación de otros órganos o si hay deseo de embarazo y la endometriosis lo está dificultando. Nunca debe ser una decisión apresurada, sino algo que se valore contigo, con calma, y con toda la información sobre la mesa.
Síndrome del intestino irritable (SII)
El SII es un trastorno crónico que no tiene una sola causa ni una única forma de tratarse. Por eso, lo primero es que entiendas bien qué te está pasando y por qué puede doler o molestarte tanto, incluso cuando las pruebas médicas salen «normales».
Aquí lo importante es adaptar el tratamiento a tu tipo de SII (si predomina el estreñimiento, la diarrea o una mezcla de ambos), a la intensidad de los síntomas y a tu estilo de vida. Las opciones más comunes son:
- Para regular el tránsito intestinal: fibra soluble, laxantes suaves o específicos, loperamida.
- Para aliviar el dolor: medicamentos espasmolíticos y, en algunos casos, antidepresivos a dosis bajas que actúan sobre el eje intestino-cerebro.
- Fármacos específicos, como la linaclotida (indicada para el SII con estreñimiento) o la eluxadolina (utilizada para el SII con diarrea, aunque no está disponible en España).
- Para cuidar la microbiota intestinal: rifaximina (un antibiótico que no se absorbe) o el uso controlado de probióticos y prebióticos, siempre con supervisión.
Recomendaciones dietéticas, ejercicio y apoyo emocional
Tanto en el caso de la endometriosis como del colon irritable, el tratamiento va más allá de los fármacos. Incorporar ciertos cambios en tu día a día pueden ayudarte mucho a aliviar síntomas y mejorar tu bienestar:
1. Alimentación adaptada
En ambos casos, seguir una alimentación antiinflamatoria —baja en gluten, lácteos y carnes rojas— puede ayudarte a sentirte mejor en tu día a día.
Si tienes colon irritable, quizá te hayan hablado de la dieta baja en carbohidratos fermentables (FODMAP). Es cierto que, aplicada de forma temporal y con el acompañamiento adecuado, puede aliviar bastante los síntomas digestivos. Pero, como siempre, no todo vale para todo el mundo: cada cuerpo es único, y lo ideal es adaptar la alimentación a tus necesidades reales.
Con la endometriosis pasa algo parecido. Muchas mujeres notan mejoras al seguir pautas antiinflamatorias, pero no existe una dieta mágica que funcione igual para todas. Lo importante es escuchar a tu cuerpo y no caer en restricciones innecesarias que, lejos de ayudarte, pueden aumentar la ansiedad y afectar tu relación con la comida.
En WOMEN’S contamos con nutricionistas especializadas en salud hormonal y digestiva femenina que pueden ayudarte a encontrar un equilibrio real y sostenible, sin obsesiones ni extremos.
2. Movimiento y ejercicio
La actividad física moderada puede ayudarte muchísimo. Pasear, hacer yoga suave, nadar… No hace falta hacer grandes esfuerzos: se trata de encontrar ese tipo de movimiento que te sienta bien, que te alivie el dolor, que te ayude a ir al baño con más facilidad y disminuir la tensión muscular pélvica.
Ahora bien, si el dolor no desaparece o notas que algo no está del todo bien, es importante que lo escuches. A veces necesitamos un apoyo extra, y ahí es donde entra la fisioterapia del suelo pélvico.
En WOMEN’S contamos con fisioterapeutas especializadas que te acompañan con tratamientos respetuosos y personalizados. Además, trabajan con técnicas como la radiofrecuencia, que ayuda a relajar, desinflamar y regenerar los tejidos.
3. Apoyo emocional y psicológico
Vivir con dolor crónico o con molestias digestivas constantes no solo afecta al cuerpo: también puede desgastar emocionalmente. La ansiedad, el estrés, la frustración… Todo eso influye (y mucho) en cómo te sientes, y a veces puede hacer que los síntomas se intensifiquen.
Sabemos lo que es convivir con un dolor que no siempre se nota desde fuera, con síntomas que a menudo se minimizan o no se comprenden, o con diagnósticos que tardan demasiado en llegar. No estás exagerando, no estás sola, y no te lo estás inventando.
Contar con apoyo psicológico, acompañamiento emocional o técnicas como la relajación o la hipnosis clínica puede ayudarte a recuperar la calma y sentirte con más fuerza para llevar mejor tu día a día. En el caso del síndrome del intestino irritable, por ejemplo, se ha visto que estas herramientas son especialmente útiles.
En WOMEN’S queremos que te sientas acompañada de verdad. Te escuchamos sin juicios, te ayudamos a entender lo que te pasa y te ofrecemos un espacio seguro, profesional y adaptado a ti. Porque tu bienestar emocional también merece cuidado.