Autora: Dra. Emma Ribas
Es normal que en algún momento del día nos sintamos desanimadas, angustiadas o con miedo. En casa, sin apenas poder salir, preocupadas por familiares o amigos a los que no podemos visitar, abrazar o mimar, no es fácil pensar en lo positivo, en lo agradable, en lo hermoso que puede haber (que lo hay) en el día a día. Para conseguirlo, para reducir el estrés, para controlar los miedos, relajarnos y volver a conectar con el placer, disponemos del Mindfulness, una práctica que podemos realizar a diario y que nos permitirá conocernos mejor y desarrollar nuestro bienestar.
Después de varias semanas de confinamiento, son muchas las personas que dicen sentirse más agotadas, más tristes, más angustiadas o con peor humor que en los primeros días. Parece que nos cueste más concentrarnos en la actividad que estemos realizando y no siempre dormimos tan bien como acostumbrábamos.
Para apartar de nosotras los sentimientos negativos, recuperar la serenidad y el equilibrio, y para volver a sentirnos en paz, es necesario pensar que estar en casa (no salir o salir lo menos posible) es positivo y beneficioso: más que un “problema”, nos conviene pensar que es una solución (incluso una oportunidad) para cuidar nuestra salud y la de nuestra familia.
Por ello, para sentirnos mejor y para ayudar a que las personas de nuestro entorno mantengan la ilusión y el buen ánimo, es muy importante ejercer un control sobre nuestras emociones, cuidarlas, ser conscientes de ellas y no dejarnos arrastrar por aquellas que, cuando se prolongan, dejan de ser saludables.
¿Cómo practicar los ejercicios de regulación emocional?
La práctica de Mindfulness y los ejercicios de regulación emocional son de gran ayuda: primero, para reconocer las propias emociones y, segundo, para aceptarlas, escucharlas y entenderlas.
Porque quejarnos es sano, pero quedarnos atrapadas en la queja, en el dolor, en la rabia o en el miedo, no lo es.
Para empezar a practicar, elige un lugar de la casa donde te sientas cómoda, y un momento del día (¿al amanecer, antes de que se despierte la familia?) en el que puedas dedicarte a ti, poner la atención en tu respiración, sentir el aire entrando y saliendo de tus pulmones, percibir las sensaciones corporales, los sonidos, los pensamientos, las emociones…
Y ahora, en este momento en el que estás conectando con tu respiración, pregúntate lo siguiente:
- ¿Qué emoción estoy sintiendo en este momento concreto?
- ¿En qué parte de mi cuerpo la identifico?
Una vez identificada la emoción en una parte concreta de tu cuerpo, dirige tus manos a la zona dónde está esa emoción y mantente respirando desde esa zona, aceptando la emoción, sin juzgarla, sin querer cambiarla, solo estando presente.
Y escucha lo que hay detrás de la emoción, ¿qué te quiere transmitir?
¿Qué conseguirás con este ejercicio?
Con esta práctica, te conocerás, te entenderás y aceptarás más y mejor: bajarás la intensidad de la emoción, no te dejarás arrastrar por ella, disminuirás sus consecuencias y, siendo menos impulsiva, te sentirás más dueña de ti misma, mejorarás tu bienestar y las relaciones con las personas de tu entorno.
Y a la larga, con la práctica continuada de Mindfulness:
- Desarrollarás la capacidad de relajar el cuerpo y la mente.
- Aprenderás a reducir el miedo y a conectar con el placer.
- Obtendrás recursos para reducir el estrés y mejorar la autoestima.
- Renovarás tu entusiasmo para la vida.
- Mejorarás tus relaciones personales y desarrollarás tu empatía.
- Te sentirás más creativa, con más capacidad para concentrarte y mantener la atención.
- Afrontarás con más claridad y seguridad las situaciones complejas y la toma de decisiones.
- Fortalecerás el sistema inmunológico.
- Disfrutarás de mayor calidad de vida y de más salud.
Un minuto de mindfulness
Espacio entre respiraciones
Women’s, a tu lado
Mientras dure la actual situación, en Women’s estamos atendiendo exclusivamente a los problemas de salud de carácter urgente y que puedan tener una evolución desfavorable si se demora su tratamiento.