Autora:
Dra. Maddalena Santiroco
Fiestas y reuniones familiares, comidas o cenas de empresa, encuentros con amigos… La Navidad es época de celebraciones en torno a mesas servidas con exquisiteces, platos especiales, comidas típicas o excepcionales. Una tentación constante. Pero, si estás embarazada, no bajes la guardia, cuida tu alimentación, mantén el peso recomendado por tu ginecólogo y rechaza los alimentos “prohibidos”.
Durante las fiestas navideñas, aumentan las tentaciones y baja el nivel de autoexigencia en largas sobremesas en las que se suceden los caprichos culinarios.
Pero debemos tenerlo claro: por mucho que nos apetezca “repetir”, debemos cuidar nuestra dieta y controlar los alimentos que tomamos, las cantidades, la frecuencia…, por nuestro bien y por el de nuestro bebé.
¿Un día es un día?
No hagas caso a quienes te digan que “un día es un día” o que “por un atracón no va a pasar nada”.
Para empezar, las Navidades no son “un” día, son casi dos semanas de celebraciones, desde Nochebuena hasta Reyes, pasando por Navidad y Fin de Año.
Es necesario que evites las grandes comilonas, que mantengas la regularidad en tus comidas diarias y que te hidrates convenientemente: pero si te das un capricho y comes un poquito más de la cuenta, compénsalo con un buen paseo a pie y una alimentación equilibrada.
Comienza el desfile de platos: de los entrantes a los postres
Entras en casa de la familia y lo primero que encuentras es una mesa surtida de bandejas con frutos secos, quesos, embutidos, snacks variados… y, después de los tres o cuatro platos que componen el menú navideño, comienza el desfile de postres con almíbares, turrones, roscones, mantecados…, todos ellos alimentos muy calóricos.
Es necesario cuidarse, porque pasarse de peso en el embarazo puede poner en riesgo tu salud y la de tu bebé.
Estando embarazada subir demasiado de peso es perjudicial, tanto para la madre como para el futuro bebé.
- Sufren las articulaciones y los huesos de la mujer gestante.
- Crece el riesgo de padecer diabetes gestacional y, a largo plazo, diabetes mellitus.
- Aumentan las dificultades del parto si el feto crece demasiado.
- El bebé puede tener a largo plazo más riegos de obesidad, enfermedades cardiovasculares, metabólicas, diabetes, etc.
Lo que nunca debes comer si estás embrazada (ni siquiera en navidad)
Si estás embarazada, por mucho que te apetezca, rechaza los canapés, los platos y los postres que lleven o puedan llevar lácteos sin pasteurizar, y las carnes o los pescados crudos o que no sepas seguro que han sido cocinados a altas temperaturas.
Di “no”, aunque lo preparen, cocinen y sirvan tu madre o tu padre todos los años:
- A jamones y embutidos.
- A salmón y otros pescados ahumados.
- A caviar y huevas de lumpo, etc.
- A ostras, mariscos crudos, sushis, etc.
- A carpaccios crudos de carne o pescado.
- A la carne poco hecha.
- A foies y patés.
- A quesos, salsas y postres elaborados con leche cruda (sin pasteurizar).
Rechazando estos alimentos, queremos evitar enfermedades como la listeriosis, la toxoplasmosis o la salmonella, porque pueden afectar y perjudicar el desarrollo de tu bebé y afectar gravemente a su salud.
¿Brindamos con cava?, ¿Tomamos un poco de vino?
Ni en Navidad ni en ninguna otra ocasión: si estás embarazada, no tomes ni una gota de alcohol.
Puede que cueste ser tajante, pero debes rechazar las invitaciones a brindar con una copita vino, de cava o de licor, porque cualquier cantidad de alcohol puede ser peligrosa y ocasionar graves daños a tu bebé.
Tampoco conviene que bebas:
- “Bebidas sin”, porque pueden contener algo de alcohol aunque el etiquetado no lo diga.
- Refrescos con gas, porque contienen muchísimo azúcar.
- Tés, cafés refrescos de cola, porque la cafeína puede ser dañina para la salud de tu bebé.
Échale imaginación: el agua fresca perfumada con un corte de fruta y unas gotas de limón, de granada, de naranja o de alguna otra fruta pueden ser un estupendo refresco y algo especial durante las comidas navideñas.
Los ginecólogos y nutricionistas de Women’s podemos aconsejarte sobre cómo alimentarte de manera equilibrada teniendo siempre en cuenta tus necesidades y gustos alimentarios.
Recuerda que saber mantener una alimentación adecuada es imprescindible para disfrutar de un buen embarazo, favorecer el correcto desarrollo de tu bebé y cuidar su salud en el futuro.