Lo importante es tomar alimentos frescos y de temporada, sin conservantes ni edulcorantes, y beber al menos 2 litros de agua por día para garantizar un alto contenido de vitaminas y minerales, y una correcta hidratación.
No es cierto, en absoluto, durante el embarazo no tienes que “comer por dos”: es más importante que pienses en la calidad, que en la cantidad.
En realidad, la cantidad de alimentos no debería aumentar mucho, y el peso siempre debería mantenerse bajo control médico.
Sí, subir demasiado de peso es perjudicial tanto para la madre como para el futuro bebé.
– Sufren las articulaciones y los huesos de la mujer gestante.
– Crece el riesgo de padecer diabetes gestacional.
– Aumentan las dificultades del parto si el feto crece demasiado.
– Y, a largo plazo, el bebé puede tener más riegos de obesidad, enfermedades cardiovasculares, metabólicas, diabetes, etc…
Si estás embarazada, no tomes ni carne poco hecha ni los siguientes alimentos:
– Pescado y carne crudos: para reducir el riesgo de contraer listeriosis (infección causada por la bacteria Listeria).
– Leche, quesos u otros lácteos si no están elaborados a partir de leche pasteurizada: para reducir el riesgo de contraer Salmonella, Listeria o Echerichia Coli o Campylobacter.
– Ni alcohol, ni tabaco: son muy nocivos para la salud de tu bebé.
Una dieta saludable debe disponer de las vitaminas y los minerales imprescindibles que satisfagan tus necesidades nutricionales y las de tu bebé:
– Consume lácteos o bebidas vegetales enriquecidas con calcio.
– Las frutas y verduras, los cereales integrales, las legumbres y los frutos secos aportarán la fibra que te permitirá prevenir posibles problemas de estreñimiento.
– En las comidas principales, toma carne, pescado, huevo o legumbres para contar con un aporte suficiente de proteína.
– Es esencial para el correcto desarrollo de tu bebé que tomes verduras y hortalizas como, por ejemplo, acelgas, espinacas, judías verdes, espárragos o escarola.
– Prioriza el consumo de arroz, pasta, patata o pan (hidratos de carbono complejos de absorción lenta), y si son integrales, mucho mejor.
– El aceite de oliva, los frutos secos, el aguacate y el pescado azul pequeño aportan grasas saludables (omega 3 y 6 ) y reducen el riesgo cardiovascular y de diabetes.
– Consume pescados de tamaño pequeño, pescados de río o pescados de piscifactoría (que son los menos contaminados por mercurio).