El Dr. Jordi Portella, miembro del equipo médico de Women’s CD, es ginecólogo licenciado en Medicina y Cirugía por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y especialista en cirugía histeroscópica, patología cervical y patología mamaria.
“La autentica vocación es un sentimiento que crece con la entrega diaria y se nutre del agradecimiento diario de tus pacientes”
Jordi, ¿usted siempre tuvo claro que deseaba ser médico?
Pues yo iba para futbolista, me decían que no lo hacía mal, pero de jovencito, en la escuela o cuando estábamos de colonias y algún compañero se hería o se lesionaba y necesitaba la atención de un sanitario, yo los acompañaba e intentaba fijarme en cómo los curaban y ayudaba en lo que podía y…
¿Y?
Cuando llegó el momento de tomar una decisión, afortunadamente tenía unos padres muy sensatos que me hicieron ver que el fútbol eran diez años y la medicina, toda la vida.
¿Y tenían razón?
Completamente: he vivido perdidamente enamorado de mi profesión.
Entonces, ¿hablamos de una vocación absoluta?
La auténtica vocación es un sentimiento que nace después, con el tiempo, mientras desarrollas tu profesión, crece con los años, con la entrega diaria, cuando pasas las noches en vela, con las guardias, al levantarte de la mesa un día de Navidad y salir de casa para asistir a un parto… y sintiendo la gratitud de tus pacientes.
¿Y en relación con su especialidad?
Yo iba para pediatra, pero cuando en la facultad hicimos las prácticas de obstetricia asistí a un parto y aquello me conmovió, supuso un antes y un después en mi vida…
Cuéntenos
Fue impresionante… ayudar a dar vida, como profesional ¿hay algo más maravilloso?
Y en su día a día día, ¿qué es lo que más le llena?
A nivel personal, me encanta disfrutar de la familia, de los hijos, ahora de los nietos…, una buena mesa en torno a la cual están familia y amigos con los que compartir la alegría de estar juntos.
¿Y en su actividad como médico?
Durante mucho tiempo, la sala de partos y el quirófano ha sido donde más cómodo me he sentido, pero actualmente mi día a día está en la consulta. Y lo disfruto muchísimo: tengo pacientes a las que he visitado a lo largo de 20 o 30 años…
Entonces…
… el trato con las personas es lo mejor de mi trabajo diario: forman parte de mi vida.
¿Algo que le haya ilusionado especialmente?
En el parto, he asistido a las madres y he asistido a las hijas: ¿puedes imaginar lo emocionante que es asistir al parto de una mujer que tú has ayudado a traer al mundo?
Impresionante.
Yo estaba allí para ayudar a dar vida, pero la experiencia es tan maravillosa que, en realidad, es a mí a quien se la estaban dando.
Y usted, ¿tiene hijos?
Tres hijas como tres soles.
¿Alguna de ellas es doctora?
No, probablemente porque vieron a su padre tan apurado, con las guardias, con las noches en vela, hasta el día de Navidad levantándose de la mesa y saliendo a toda prisa de casa para asistir a una paciente.
Y en los últimos años, ¿hay algún adelanto médico que le haya impresionado?
Actualmente, sin duda, la genómica en los
tumores de mama: cada día tenemos más herramientas para clasificar un tumor y gracias a ello ofrecer los mejores tratamientos a nuestras pacientes.
Y ahora, en un terreno más personal, si dispusiera de unos días ¿dónde se perdería?
Me perdería en Menorca: mi padre era menorquín, de Mahón, la guerra lo obligó a salir de su isla y nunca más volvió. Yo volví en su lugar: me gusta mucho navegar.
¿Y un día ideal?
Un sábado cualquiera: un partido de pádel, un paseo con mi mujer y, ahora, también con mi nieto, Alex, el mayor, que tiene cuatro años. Iríamos a tomar el aperitivo: unos berberechos y unas patatas, a Alex le encantan, y luego a casa, a comer en familia… hasta el día en que al aperitivo se sumen también mis nietos de menor edad, Lucas, que ahora tiene un añito, y Bruna, la pequeña, con solo nueve meses, pero ya con un gran carácter.
Y de Women’s, ¿qué le gustaría decirnos?
Sobre todo, que las personas que integran
el equipo de Women’s son buena gente, muy buena gente: profesionales honestos, honrados, sabios, trabajadores… y con jóvenes profesionales buenísimos (¡qué buenos son nuestros jóvenes!).
Estoy disfrutando mucho, sigo aprendiendo con profesionales que atesoran una gran categoría humana y una gran categoría profesional.