La placenta artificial permitirá que el recién nacido prematuro se mantenga conectado a un cordón umbilical artificial en un entorno similar al útero materno. El proyecto, presentado recientemente en Barcelona, tiene como objetivo aumentar la supervivencia de los recién nacidos prematuros extremos y minimizar las graves secuelas que pueden llegar a padecer.
Liderado porel doctor Eduard Gratacós, director de BCNatal, centro de medicina fetal conjunto de los hospitales Sant Joan de Déu y Clínic de Barcelona, el proyecto de placenta artificial implica a numerosos centros de investigación y universidades catalanes, con el objetivo de recrear las condiciones del feto dentro del útero de la madre y mejorar el pronóstico de los bebés nacidos prematuramente.
En la placenta artificial, el recién nacido estará situado en un entorno físico líquido, dentro de un recipiente blando construido con materiales biocompatibles, protegido de sonidos y luces, pero en el que se reproducirán sonidos similares a los del útero materno, todo ello para conseguir que sea lo más parecido al útero materno.
Para proporcionar al bebé la cantidad necesaria de oxígeno, permanecerá conectado a través de su cordón umbilical a un oxigenador desarrollado especialmente para él bebé. Además de oxígeno, a través del cordón el recién nacido también recibirá nutrientes, hormonas y otras sustancias que recibiría de la madre o que produciría directamente la placenta y que son esenciales para su correcto desarrollo.
Con este este proyecto, que se desarrollará en dos fases a lo largo de cinco años, se espera aumentar la supervivencia de los bebés prematuros extremos y reducir las secuelas».
Siempre de forma no invasiva, el bebé estará monitorizado continuamente microsensores en el líquido amniótico o el cordón umbilical y mediante ecografía del flujo sanguíneo, la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
Para llevar a cabo este proyecto pionero en Europa, un gran reto médico y tecnológico, se contará con la colaboración de entre 200 y 300 expertos profesionales de los hospitales Sant Joan de Déu y Hospital Clínic de Barcelona, y de de varios centros tecnológicos de Barcelona, entre los que se encuentra el Instituto Químico de Sarriá (biomateriales), la Universidad Politécnica de Catalunya (robótica e inteligencia artificial) y el Instituto de Bioingeniería de Catalunya (microsensores), además de con la participacion de comités supervisores que integran a expertos en derechos reproductivos y bioética, y a madres y padres de niños prematuros.
Con este este proyecto, que se desarrollará en dos fases a lo largo de cinco años, se espera aumentar supervivencia de los bebés prematuros extremos y reducir las secuelas. Actualmente, cada año se producen en Europa miles de nacimientos de recién nacidos prematuros extremos, cuya supervivencia es del 25%-75%, y la gran mayoría de los bebés que sobreviven presentan en la edad infantil y adulta secuelas relacionadas con el desarrollo cerebral, cardiovascular y respiratorio.