El 7 de marzo de 2020, el Dr. Francisco Carmona, Director de la Clínica Ginecológica Womens publicaba un artículo en el diario El País sobre la patología llamada Síndrome del Ovario Poliquístico. Por el interés del mismo y la actualidad de los datos que se representan compartimos las ideas más relevantes de la publicación.
El Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) es una alteración heterogénea y una de las afecciones endocrinas en mujeres de edad fértil (se calcula que afecta a entre el 5 y el 20% de las mujeres en esa franja de edad).
Su expresión clínica es muy variable pero frecuentemente incluye falta de ovulación u ovulaciones irregulares y escasas (con la consecuente infertilidad asociada), manifestaciones de hiperandrogenismo (exceso de vello, acné,…) y una ecografía típica con ovarios aumentados de volumen y un número alto de folículos antrales.
Hoy sabemos, además, que estas alteraciones son solo un síntoma de un trastorno metabólico más amplio y severo en el que la resistencia a la insulina (RI) juega muchas veces un papel central. Así, la RI está presente en el 70-80% de las mujeres obesas y en el 15- 30% de las mujeres delgadas con este SOP resultando en un incremento compensatorio de la insulina, lo que representa por un lado la conexión entre los trastornos endocrinos y metabólicos del SOP y la causa de muchos de los síntomas del SOP.
Además de los síntomas mencionados anteriormente, las pacientes con SOP presentan un riesgo aumentado de diferentes problemas de salud a largo plazo incluyendo obesidad, complicaciones obstétricas, diabetes del adulto, enfermedades cardiovasculares y alteraciones psicológicas y del carácter.
Además, recientemente se ha sugerido una asociación entre el SOP y un incremento de riesgo de cáncer de endometrio y de cáncer de ovario. El tratamiento clásico consistía en inductores de la ovulación y/o fecundación in vitro para tratar la infertilidad asociada y en anticonceptivos con acción antiandrógenica para frenar las manifestaciones de hiperandrogenismo asociadas y para tratar simultáneamente las alteraciones menstruales. Sin embargo, estos no dejaban de ser tratamientos sintomáticos que no trataban la raíz del problema.
Más tarde se incluyó la metformina, una sustancia que aumenta la sensibilidad a la insulina, en las pautas terapéuticas obteniéndose resultados mucho más positivos en cuan to a la resolución de los problemas presentados por las pacientes, pero a costa de presentar efectos secundarios gastrointestinales frecuentes, sobre todo dolor abdominal , náuseas y diarreas. En algunas ocasiones poco frecuentes las pacientes pueden presentar problemas mucho más serios como acidosis metabólica.
Imagen de Rosa Elemil Martínez en Pixabay